En una inusual revelación, medios internacionales como La BBC de Londres, El País de España y La Nación de Argentina han arrojado luz sobre el misterioso CECOT (Centro de Confinamiento del Terrorismo), uno de los secretos mejor guardados del gobierno de Nayib Bukele durante su primer mandato. Aunque reconocido por sus éxitos en seguridad y reducción de la delincuencia en El Salvador, las críticas apuntan hacia la falta de debido proceso para algunos presos en las megacárceles del presidente.
Sorprendentemente, esta semana, a pocos días de la reelección cuestionada de Bukele, diversos medios globales han publicado informes detallados sobre el interior de la altamente equipada prisión. Incluso influencers de viajes, como el mexicano Luisito Comunica y el youtuber español Lethal Crisis, han visitado la prisión, generando aún más controversia en torno a la gestión penitenciaria del mandatario salvadoreño.
Entre las críticas a la reelección de Bukele se encuentra la ilegitimidad del proceso, ya que El Salvador contempla solo un mandato presidencial. Además, se señala la supuesta destitución de magistrados para cambiar la ley electoral y la financiación estatal exclusiva de la campaña presidencial de Bukele, lo que algunos consideran una contienda desigual.
El CECOT, según los informes, presenta condiciones inusuales, donde los prisioneros no tienen contacto con sus familiares, independientemente de la gravedad de sus delitos o las circunstancias de su detención. La iluminación constante pretende desorientar a los reclusos, y las comidas, sin carne y con raciones limitadas de pasta, se consumen en las celdas bajo estricta supervisión.
Además, se revela que los prisioneros están constantemente esposados, solo siendo liberados para realizar actividades específicas como el ejercicio, y el lugar cuenta con un cuarto lleno de armas listas para ser utilizadas en caso de motín. A pesar de estas condiciones, desde su apertura, ningún recluso ha salido del CECOT, ya sea por cumplir condena o por intento de fuga.
Este reportaje arroja luz sobre un aspecto poco conocido del gobierno de Bukele, generando más preguntas sobre la transparencia y las prácticas en el sistema penitenciario del presidente salvadoreño.
